Me imagino que en su casa o en la del vecino haya usted escuchado alguna historia sobre un niño accidentado. ¿Sabías que cuando alguien sufre un golpe fuerte en la cara no se trata igual si es un niño o un adulto? El trauma maxilofacial, que afecta los huesos, músculos y tejidos de la cara y mandíbula, se maneja de forma distinta según la edad, y aquí te contamos por qué.
Los niños no son simplemente “adultos pequeños”; su cuerpo, y en especial su cara, está en constante crecimiento y desarrollo. Sus huesos son más flexibles y tienen centros de crecimiento que aún no están cerrados. Esto significa que cualquier golpe o fractura puede afectar no solo el momento presente, sino también cómo seguirá creciendo la cara en el futuro. Por eso, el tratamiento de un trauma facial en niños busca no solo reparar el daño inmediato, sino también proteger esos centros de crecimiento para evitar deformidades o problemas funcionales más adelante.
¿Qué tratamiento tiene prioridad en el niños?
En niños, el enfoque suele ser más conservador. Se evitan en lo posible las cirugías agresivas o fijaciones rígidas que podrían dañar los crecimientos óseos. Los especialistas prefieren utilizar técnicas menos invasivas, como las férulas o inmovilizaciones temporales, que permiten que el hueso sane sin interferir con el desarrollo normal. Además, los niños tienen una capacidad de cicatrización y reparación más rápida y con menos complicaciones que los adultos. Pero también tienen más probabilidades de que el trauma afecte la articulación temporomandibular (la “bisagra” que mueve la mandíbula), lo que requiere un cuidado especial para no limitar su función.
¿Y en adultos?
En adultos, el tratamiento suele ser más intenso porque sus huesos ya están completamente formados. Se usan fijaciones rígidas con placas y tornillos para asegurar que los fragmentos óseos queden bien unidos y la función facial se recupere rápidamente.
Las cirugías tienden a ser más directas y en ocasiones más invasivas, porque no hay riesgo de dañar centros de crecimiento. La prioridad en adultos es restaurar la función y estética de manera eficaz y rápida.
¿Importa la edad para el manejo de urgencias?
Sí, mucho. En ambos casos, lo primero es evaluar y asegurar que la persona pueda respirar bien, que no haya lesiones graves en otras partes como el cerebro, y controlar hemorragias. En niños, por la fragilidad y tamaño, estas maniobras son aún más delicadas.
Puedo concluir diciéndole que un golpe en la cara no es igual en un niño que en un adulto. Los niños necesitan tratamientos que cuiden su desarrollo y crecimiento para evitar secuelas a largo plazo, mientras que en adultos el enfoque es más rápido y firme para devolver la función y forma facial. Conocer estas diferencias ayuda a entender por qué los especialistas eligen distintos caminos y subraya la importancia de una atención adecuada según la edad.
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