Los cordales, conocidos comúnmente como muelas del juicio, se retienen tanto porque simplemente no tienen suficiente espacio para salir correctamente en la boca. Desde la evolución humana, nuestras mandíbulas han ido reduciéndose en tamaño, pero aún conservamos el mismo número de dientes, lo que provoca que en muchas personas estos terceros molares queden atrapados bajo la encía o el hueso, dando lugar a los llamados cordales retenidos o impactados.
¿Por qué ocurre esto? Los cordales suelen formarse entre los 17 y los 26 años, siendo los últimos dientes en intentar erupcionar. Sin embargo, debido al apiñamiento o al poco espacio, no logran salir de forma completa o lo hacen en una posición incorrecta, lo que puede provocar dolor, inflamación, infecciones o daños en los dientes vecinos. En algunos casos, quedan parcialmente visibles, dificultando la limpieza y favoreciendo la acumulación de bacterias que provocan caries o enfermedades en las encías.
Este problema es tan común que muchos Estomatólogos recomiendan extraer los cordales incluso antes de que causen síntomas para evitar complicaciones futuras, como infecciones recurrentes, desplazamiento de otros dientes o la formación de quistes. Aunque no todos presentan molestias, la extracción preventiva suele ser más sencilla y la recuperación más rápida en personas jóvenes.
Los cordales se quedan retenidos principalmente porque nuestras bocas no crecieron al mismo ritmo que nuestros dientes, lo que provoca que carezcan del espacio necesario para salir. Esto traería a la mente preguntas como: ¿qué hacer si siento molestias? ¿Cuándo es realmente necesaria la extracción.
FOTO: (dentalactiva.wordpress.com)