Son muchas las personas que piensan que los quistes son una especie de "bolitas" en la piel, que están llenos de cebo, que se encuentran diseminados, generalmente, en la espalda, cuello, cara, etcétera, y que a veces se infectan, dan dolor y si las aprietas sale un material feo y con mal olor. Pues les digo: No están equivocados.

Pero sí quiero que sepan de la existencia de ellos en otras localizaciones, ya no con contenido graso. Podemos encontralos en los órganos internos, entiéndase, el riñón, hígado y otros.

Ahora bien, para su "sorpresa", también los hay en el maxilar, la mandíbula y las glándulas salivales. No leyó mal, en los huesos de nuestra cara y en las estructuras que producen saliva.

Entonces, ¿Cómo tratarlos ? Antes de continuar vamos a repasar algunos conceptos para su cultura médica básica.

Los quistes de los maxilares son huequitos o cavidades llenas de líquido que se forman en el hueso maxilar y que cuando crecen mucho pueden provocar abombamientos del hueso y son visibles al examen.

Estos suelen ser asintomáticos o causar dolor, inflamación y sensación de presión en la región afectada.

Los quistes maxilares pueden ser causados por infecciones dentales, traumatismos, problemas de desarrollo, por la obstrucción de las glándulas salivales y por dientes que no han brotada en la boca.

Si tienes la sospecha que tienes un quiste maxilar, es importante que consultes a un Estomatólogo o a un Especialista en Maxilofacial para recibir un diagnóstico exacto y un tratamiento adecuado.

El diagnóstico se basa en un interrogatorio minucioso, averiguando cuanto tiempo tiene el aumento de volumen, si ha tenido dolor, secreciones, movilidad de los dientes, tratamiento recibido y si ha crecido rápido o lentamente.

El examen físico incluye observar, palpar y percutir. Las imágenes son de extrema importancia, ya sea a través de diversas técnicas de  rayos x simples, ecografías y tomografias.

También se pueden realizar punciones para extraer material del quiste y realizarle estudios citológicos e histopatológico. Dentro de los quistes maxilares más frecuentes en esta área y que están asociados a un diente  podemos mencionar al quiste primordial, de erupción, gingival, residual y el quiste dentigero. En las glándulas salivales se desarrollan el mucocele, originándose de los conductos de las salivales menores del labio, carrillo y la ránula en el piso de la boca; estos también son llamados quistes de retención salival, ya que su contenido es exclusivamente saliva. 

El tratamiento de los quistes maxilares generalmente es quirúrgico, estirparlo y realizarle un estudio histopatológico para diferenciarlos de otras lesiones similares y obtener un diagnóstico definitivo. Puede incluir además, drenaje y medicamentos  dependiendo del tamaño y la causa del quiste. 

En resumen, si en el auto examen bucal se percatara de la presencia de un aumento de volumen anormal no dude en acudir a su médico de família para una orientación profesional.

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