Aunque no lo parezca es una pregunta usual en mis pacientes. ¿ Por qué tantos exámenes de sangre si ya me los hice unos meses atrás ?
Lo que comento no es más que la intención de hacerles saber, al menos a los que leen mis artículos, que no se lleva a un paciente a una unidad quirúrgica sin realizarle lo que llamamos preoperatorio, entre otras diligencias es aquí donde comienzan a indicarse los famosos "complementarios", aunque no significa que en otras etapas relacionadas con la cirugía en cuestión no se ordenen nuevos exámenes.
La cirugia maxilofacial implica una serie de etapas que se dividen en tres fases principales: preoperatorio, transoperatorio y postoperatorio. Cada una de estas fases es crucial para el éxito del procedimiento y la recuperación del paciente.
La etapa preoperatoria es fundamental para preparar al paciente para la cirugía, esta incluye varias actividades:
Evaluación del paciente:
Historia clínica: Recopilación de antecedentes médicos, quirúrgicos y familiares, evaluación de enfermedades crónicas preexistentes.
Examen físico: Evaluación de la salud general del paciente y de la región maxilofacial específica que será intervenida.
Exámenes complementarios: Pruebas de laboratorio, radiografías, tomografías computarizadas, ecografias u otras imágenes necesarias para planificar el procedimiento.
Consentimiento informado: Explicación del procedimiento, riesgos, beneficios y alternativas. Obtención del consentimiento por escrito.
Planificación quirúrgica: Diseño del enfoque quirúrgico, incluyendo técnicas específicas y materiales que se utilizarán. Preparación del paciente.
Instrucciones preoperatorias: Orientaciones sobre ayuno, medicación y cuidados previos a la cirugía.
Evaluación psicológica: En algunos casos, se puede requerir apoyo psicológico para ayudar al paciente a corregir la ansiedad por el procedimiento.
Resumiendo el preoperatorio podríamos decir que este tiene como tarea fundamental estudiar y llevar al paciente al quirófano en las mejores condiciones posibles para lograr éxito en la operación.
Ahora bien, el tiempo para renovar los exámenes de sangre de un paciente que va a ser operado puede variar según el tipo de cirugía y la condición del paciente. En general, los análisis de sangre suelen ser válidos por un periodo de 30 días antes de la cirugía, en nuestro medio tienen una "validez relativa" de tres meses, pero esto va a depender de la situación específica del paciente, ya que factores como cambios en la salud, pueden requerir exámenes más recientes.
A continuación otra etapa importante, el momento de la cirugía o Transoperatorio. Esta se refiere al período durante la cirugía misma e incluye:
Preparativos iniciales como:
Monitoreo del paciente: Chequeo de parámetros vitales como frecuencia cardíaca, presión arterial y niveles de oxígeno.
Anestesia: Administración de anestesia local, general o sedación, según el tipo de procedimiento y las necesidades del paciente.
Técnica quirúrgica: Realización del procedimiento según lo planificado. Esto puede incluir la extracción de dientes, cirugía ortognática, reconstrucción facial, reducción de fracturas, entre otros.
Control de hemorragia: Manejo cuidadoso de los vasos sanguíneos para minimizar la pérdida de sangre.
Suturas y cierre de la herida: Uso de suturas para cerrar incisiones quirúrgicas y asegurar una adecuada cicatrización.
Una vez intervenido el enfermo se abre paso una etapa súper importante, el postoperatorio. La fase postoperatoria es crucial para la recuperación del paciente y el éxito a largo plazo del procedimiento, en ella observamos los cuidados Inmediatos.
El monitoreo postoperatorio: vigilancia de signos vitales y estado general del paciente en la sala de recuperación.
Manejo del dolor: Administración de analgésicos para controlar el dolor postoperatorio.
Instrucciones Postoperatorias, a saber:
Cuidados en casa: Orientaciones sobre higiene oral, dieta, actividad física y signos de complicaciones (infección, sangrado, etc.).
Control de Seguimiento: Programación de citas para evaluación postoperatoria y retiro de suturas si es necesario.
Se pueden presentar, no obstante, complicaciones potenciales, hay que identificar de manera temprana las infecciones, hematomas o problemas relacionados con la anestesia.
Cada una de estas fases es esencial para garantizar la seguridad y el bienestar del paciente durante la cirugía maxilofacial. Una planificación adecuada en la fase preoperatoria, una ejecución meticulosa durante el transoperatorio y un cuidado postoperatorio efectivo son clave para lograr resultados óptimos y minimizar complicaciones. La comunicación entre el equipo médico, el paciente y los familiares a lo largo de todo el proceso también es fundamental para asegurar una experiencia exitosa.
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